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Tercera Semana de Adviento


Estamos ya a mitad de camino del Adviento, y esta semana nos fijamos en la figura de Juan Bautista. Vamos a escuchar un fragmento del Evangelio en el que Jesús habla de la importancia que tiene este profeta.

Evangelio

Del evangelio según san Mateo:


En aquel tiempo, Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías, le mandó a preguntar por medio de sus discípulos: "¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?" Jesús les respondió: "Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven, y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen; los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio. ¡Y dichoso el que no se escandalice de mí!" Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan: "¿Qué salisteis a contemplar en el desierto, una caña sacudida por el viento? ¿O qué fuisteis a ver, un hombre vestido con lujo? Los que visten con lujo habitan en los palacios. Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver a un profeta? Sí, os digo, y más que profeta; él es de quien está escrito: "Yo envío mi mensajero delante de ti, para que prepare el camino ante ti." Os aseguro que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan, el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él."
(Mt 11, 2-11)

Reflexión 


Los discípulos le cuentan a Juan todo lo que han vivido junto a Jesús: Jesús sana, libera y anuncia la Buena Noticia de Dios. 


¿Qué mensaje podemos escuchar? ¿Cómo podemos vivir y transmitir esa Buena Noticia?

Si estamos atentos y escuchamos, seremos personas acogedoras,  atentas a los más necesitados; poniendo alegría y consuelo donde se necesita. El Evangelio nos enseña una solidaridad grande con los más necesitados: estar cerca de los más humildes, como hizo Jesús, y comunicar la Buena Noticia. 

Jesús que se hace presente en los más necesitados: en cada enfermo, en cada pobre, en cada persona que tiene necesidad, ahí está presente Jesús.


Os invito a que tengamos espíritu de niños, de simplicidad; para saber descubrir en las pequeñas cosas de cada día, la presencia del Reino de Dios, una presencia que salva desde lo pequeño, desde lo humilde, desde lo que no cuenta para el mundo, pero que es muy importante para Dios.





Oración


Señor,
Hoy quiero poner mi corazón en obras,
Enséñame a escuchar tus palabras
enséñame a guardar tus palabras en mi corazón;
enséñame a sentir tu presencia viva,
Haz que esté atento a las necesidades de mis compañeros,
y que pueda encontrar en ellos tu presencia viva.
AMEN.

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